De Cienfuegos a Trinidad había una parada obligatoria para nuestros sentidos; El Nicho era un parque natural que denegaba la entrada al calor asfixiante que nos había acompañado en los últimos días para ofrecer un espacio húmedo, donde el olor a hierba fresca te invitaba a adentrarte. A medida que avanzabas, ibas descubriendo todo tipo de vegetación como la planta nacional (Palma Real), plantas endémicas y sobretodo un gran listado de plantas que crecían de forma natural con importantes propiedades medicinales ya sea para el asma, para el dolor de estómago, la migraña... maravillosas oportunidades que ofrece la naturaleza para la auto-subsistencia y que a menudo desvaloramos o simplemente ignoramos.
El Nicho puede ser un buen lugar para entender el dicho "el agua es vida" y es que tal vegetación no crece de la nada. Un elemento que puede aparecer de muchas maneras, pero difícilmente lo veremos presentarse con tanta fuerza como aquí, lanzándose al vacío en forma de cascadas para dilatar nuestras pupilas de asombro, a la vez que purifica el aire cuando las partículas de agua golpean en la roca y se convierten en un agradable vapor que acaricia suavemente nuestra piel.
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