jueves, 21 de junio de 2018

ADIÓS ECUADOR: el país de la diversidad



Tan maravillado quedó Von Alexander Humboldt de esta tierra latinoamericana, que después de su experiencia concluyó que:

"Los ecuatorianos son seres raros y únicos: duermen tranquilos en medio de crujientes volcanes; viven pobres en medio de incomparables riquezas y se alegran con música triste"

Con las palabras de éste famoso polímata del país queremos empezar el punto y final de esta linda etapa por tierras ecuatorianas y llegar a expresar, en base nuestra vivencia, el sentido de dicha frase.

El tema en cuestión empieza por considerar su larga trayectoria histórica que inicia con las etnias prehispánicas hasta la invasión Inca, continuando por la colonización española y la lucha por la independencia hasta la separación total de la llamada Gran Colombia para crear lo que se conoce actualmente como República del Ecuador.


Lo realmente especial de esta República se expresa a través de la presencia en el territorio de todas estas culturas que durante toda la trayectoria histórica han estado luchando contra la represión para poder mantener su identidad a través de la cultura, la tradición y la lengua.

Por ejemplo, los Shuar, A'I Cofan, Achuar o los Waorani, son las etnias de la amazonía. Los Chiola, Cañari o Saraguro pertenecen a la sierra y los afro ecuatorianos de esmerala o cholo pescador pertenecen a la costa. Todas estas etnias disponen de su propia identidad y mantienen las tradiciones de sus antepasados. Un conocimiento único alrededor de la agricultura, ganadería, medicina y construcción que a pesar de su vida humilde sentimos que disponen de una gran riqueza. No pudimos conocer de primera mano a todas ellas, (ojalá!!!) solo una pequeña parte, pero sí leer mucho sobre cómo viven, las peculiaridades de sus costumbres y su manera de interpretar la vida.


Esta variedad de culturas y fuertes identidades aborígenes, nos han permitido entender que Ecuador es un país rico sobretodo por su heterogeneidad humana. Todo el territorio dispone de fuertes raíces que son de un valor incalculable y por fortuna, son respetadas como tal. Forman parte de  nuestra historia como sociedad, la expresión de nuestra evolución y por ello, haber podido conocer un trocito de este recorrido nos ha permitido amar, respetar y valorar aún más la diversidad.

Otra parte del territorio que ha resaltado a lo largo de nuestro recorrido ha sido la expresión de la naturaleza. Durante todo el viaje nos ha mostrado su cara más bonita. Empezando por la cordillera de los andes con su gran nombrado cinturón de fuego al disponer de volcanes con una energía tremenda, pasando por la amazonia con su abrupta selva húmeda y terminando con la costa del pacífico representada por sus bellas playas enmarcadas entre agua, rocas y arena.


Toda esta gran riqueza natural nos ha abierto sus puertas a través infinidad de rutas por las que hemos puesto a prueba nuestro calzado y también nuestro cuerpo. Durante este tiempo hemos pasado del fuerte frío de los páramos situados entre los 3000 y 4000 metros al calor sofocante de la zona selvática, pasando por el viento fresco y continuo de la zona costera. Constantemente nuestro cuerpo ha habido de adaptarse a la gran diversidad de climas a la vez que experimentaba la sensación de pasear por estos parajes naturales de alto valor ecológico. Un valor que gana fuerza con su cantidad de volcanes repartidos por toda la sierra y que resaltaban a medida que avanzábamos por las distintas carreteras que cruzan el país.


Sin duda, la comida también ha sido algo destacado del país. Y es que, después de mucho esperar, por fin llegaron los ricos ceviches de los que tanto nos habían hablado (de pescado, camarón, calamar...). Un sabroso y sano plato que nos dio la oportunidad de disfrutar de manera distinta el placer de comer. Pero tampoco podemos despreciar los bolones de plátano, chicharrón y queso; las dulces gelatinas que encuentras en todos lados; las sopas de cebada con palomitas; el curioso cuy con habas; el choclo (mazorca de maíz) con queso o la fritada.


Finalmente, no podemos cerrar esta etapa sin mencionar a las personas que nos acompañaron en nuestros pasos por su tierra, haciendo de ella que nuestro recuerdo de Ecuador sea bien especial. Con Ishe compartimos casi una semana de nuestra estadía en Quito y en la que pudimos experimetar la sensación de la alta montaña subiendo el Iliniza Norte. Después conocimos a Roberto y su familia quienes nos mostraron la esencia de estas culturas andinas que han conservado sus tradiciones hasta día de hoy. Gracias a ellos tuvimos la fortuna de dormir una noche con Ricardo, Eugenia y Pepe, una bonita familia con quien conversamos durante horas y horas sobre cualquier tema que nos pasase por la cabeza. De aquí nos fuimos a oriente, en donde Fabian y sus bellos padres nos abrieron el corazón para ofrecernos la mayor hospitalidad. Y finalmente, Don Juan fue la última persona que nos quiso dar lo mejor de si para que acabasemos de sentir esta esencia tan humilde y sana que nos hemos cruzado en Ecuador.

No sabemos si ha sido pura casualidad o causalidad lo que ha hecho poner en este camino a estas bellas personas. Sea lo que sea, podemos decir que hemos sentido un recibimiento muy especial en el que se nos ha tratado como seres queridos. Así que, en ocasiones, cabe decir que hemos sentido no tanto el sentimiento de que son extraños por que son felices con música triste, sino que, son extraños por tener este carácter y/o actitud de querer abrirte las puertas de su casa sin apenas conocerte, quererte brindarte comida sin recibir nada a cambio o subirte en su carro cuando estas en medio de la carretera y te ven "tirado".

Nos despedimos de Ecuador mirándolo con otros ojos. Desconocíamos por completo toda esta diversidad y riqueza. Un país que, como todos, tendrá sus flaquezas socio políticas y económicas. Pero cabe mencionar que, nuestra experiencia en el país nos ha hecho ver un país desarrollado en infraestructura y sociedad. Con gente sana que nos trató como nunca y que vive en un entorno espectacular que aporta gran cantidad de oxigeno en nuestro planeta. Por todo, ya ello miramos atrás a Ecuador como uno de aquellos destinos del que sin duda esperamos volver algún día.






lunes, 18 de junio de 2018

LOJA: ciudad de la cultura y el arte


Más hacia el sur se encontraba nuestra próxima y última parada en Ecuador antes de cruzar la frontera hacia Perú.

La Inmaculada Concepción de Loja es un lugar muy peculiar ya que destaca por varios motivos; Se trata de una ciudad fundada dos veces, primero  en el Valle de Garrochamba (actual Catamayo) y después en 1548 por Alonso de Mercadillo, lugar donde ahora está situada. Es curioso saber que durante un tiempo, éste motor económico del país se cansó de las discordancias con su gobierno y hasta llegó a ser Loja Federal, auto gestionada e independiente. Una ciudad  a día de hoy referente en ecología por sus bajos niveles de contaminación, por sus parques y zonas verdes, y por ser la primera de Ecuador con contar con energía eléctrica des de 1897. También es conocida por su exquisito café, el mas valorado del país.


Parque Jipiro
Y por si fuera poco en ser cabecera, ésta emblemática ciudad sobretodo es conocida como la CAPITAL MUSICAL y CULTURAL de Ecuador. 


Puerta de la ciudad
Destaca a nivel arquitectónico por su importante influencia española de arquitectura colonial, caracterizada por grandes ventanales y balcones de madera. También la huella de la colonización está presente en cada una de las iglesias que se presentan, siempre bien frecuentadas por sus habitantes.


Calle Lourdes
Parque de la Independencia
Además, Loja es la cuna del arte por ser lugar de nacimiento de muchos personajes ilustres de Ecuador, ya sea músicos o grandes escritores como Pablo Palacio o Miguel Riofrío. A día de hoy el arte sigue latiendo hacia todo el país, incluso tienen un día donde artistas locales y también de otras provincias, pueden actuar en el escenario de la plaza de la Independencia gratuitamente, dando  nombre a los "Jueves culturales" y animando las noches con música y baile.



Pero también pueden conocerse otras miradas artísticas a través de la pintura con artistas como Edwin  Bermeo, quien desde su taller "el Grito" trabaja a mano del surrealismo para mostrar una crítica social estampada coloridamente en sus lienzos. 



Gracias a él, también pudimos conocer una de las mejores academias alternativas de artistas de Loja, en un lugar bien peculiar. El "Centro de Rehabilitación Social el Cisne" es lo que nosotros llamaríamos "centro penitenciario" o mas estigmatizado todavía "cárcel". Y es bien fácil entender cuál es el medio de rehabilitación cuando entras allí. 

Arte entre rejas

Tuvimos la oportunidad de acompañar a Edwin en una de sus clases de pintura, y de ese modo conocer otros talentos artísticos de la ciudad, ver el funcionamiento del lugar, así como explicarles nuestras experiencias de arte en un centro penitenciario de nuestro país. La clase fue muy interesante, pero lo realmente sorprendente fue lo que encontramos fuera del aula.

Nos ofrecieron dar una vuelta por lo que ellos llaman "la ciudad" la zona donde se encuentra el patio, los pabellones (conformados por las celdas), las tiendas de pan y café y lo mas importante: los talleres.

No negaremos que nos daba un poco de respeto. De hecho, al salir del aula la tensión estaba bien presente, en el patio se podía sentir como las miradas de los internos se nos clavaban por todas partes. Pero... ¿qué cosa mas normal no? Estábamos entrando en su espacio, en su casa... ¿Qué hacían dos extranjeros en un lugar así un sábado por la mañana? Las miradas seguían presentes a medida que íbamos avanzando y casualmente el propio grupo con el que caminábamos hizo un pequeño y espontáneo círculo alrededor de Marta, como si de alguna forma trataran de amortiguar esas miradas.

Después de pasar la zona del boley (deporte omnipresente en todas partes del país) llegamos a la "tiendita "y nos invitaron a un café mientras las barreras se iban rompiendo, algunos se iban acercando y empiezaron a ampliarse las conversaciones. Por nuestra parte, esa sensación un tanto tensa e incómoda en un inicio, se transformó en sorpresa al darnos cuenta de todo lo que nos rodeaba, sintiendo que a pesar de no ver ni un funcionario, estábamos cómodos en un ambiente bastante familiar.

Un hombre nos ofreció, muy amablemente, acompañarle para mostrarnos otras partes del patio, allí donde se esconde ese talento oculto que se desarrolla día a día sin ningún tipo de formación o acompañamiento profesional. Empezamos a recorrer todos los talleres donde de forma totalmente autónoma y autogestionada, los internos trabajan diferentes estilos y materiales para crear obras y venderlas. Generalmente encontramos trabajos en madera, realizando espectaculares obras como cochecitos, barcos, alcancías, cajitas, tocadores y hasta muebles. Pero también jarrones de yeso decorados con cáscara de huevo molida, o figuras de animales creadas mediante la dedicación de doblar y unir papeles diminutos.  El caso es que por todas partes había grandes artistas, cada uno trabajando en sus proyectos y presentándonos sus obras, usando herramientas, gestionando los materiales, todo sin ningún conflicto y sin supervisión profesional alguna. En realidad era más parecido a un barrio que a una "cárcel" y siguiendo la ruta hasta las habitaciones (celdas) pudimos contemplar un ambiente muy agradable donde las visitas de los familiares se realizaban libremente, compartiendo comida en los pasillos o dando un paseo por el patio.

Qué gran aprendizaje nos llevamos de aquel lugar... Lástima que el programa "encarcelados" se olvide de mostrar esta cara de los centros penitenciarios de Latinoamérica, centrándose únicamente en el morbo y lo sensacionalista de los peores lugares, eso sí, siempre lejos del nuestro.

Gracias Edwin por esta oportunidad de conocer el arte mas undergrownd, a Jonathan por explicarnos cada detalle de ésta ciudad con tanta historia, y a Mari y Kelly por acompañarnos en las noches más filosóficas!


CUENCA: Corpus Christi y Parque Nacional Cajas


Después de unos días de tregua climática, saboreando el calorcito del sol de la costa y rompiendo un poco con el blanco lechoso que ya había agarrado nuestra piel, volvimos a guardar la ropa fresca en el fondo de la mochila, para dirijirnos de nuevo hacia la Sierra, pero ésta vez en la parte sur del país.

Ecuador tiene esto, que en tan solo unas horas puedes pasar del solecito y la sequedad de la playa (altitud zero) al clima húmedo de la Sierra por su vegetación frondosa a 2560m. Allí se encuentra Cuenca, una ciudad muy popular por su gran cantidad de atractivos culturales mayormente centrados en la arquitectura de sus incontables iglesias y Catedrales, como también en los distintos museos que ofrece la ciudad.






Y si ya es una ciudad popular de por sí, todavía fue mayor la experiencia al contar con la gran sorpresa que nos esperaba. Durante nuestra estancia en Cuenca, coincidimos con la fiesta del Corpus Cristi, motivo por el cual fuimos espectadores de fuegos artificiales, espectáculos de artistas de calle, ferias de comida repletas de vendedores de chuzos (pinchos de carne) y choclo (mazorca de maíz dulce) con queso y mayonesa de aguacate, jugos de frutas, fritadas y arroz relleno. Pero lo mejor eran las decenas de puestos de dulces caseros que cautivaban nuestra mirada desorbitada, intentando escoger cuál daría mejor placer al paladar. 




















Durante el día nos perdimos por la ciudad a conocer esas inmensas iglesias, el mirador y el museo Pumapungo donde repasamos el país desde una mirada antropológica pasando de nuevo por todas sus culturas. También vimos las primeras pinturas ecuatorianas con referencias Europeas, así como maquetas que explicaban la la evolución del país junto a distintas piezas arqueológicas, y  hasta un poco de numismática (ciencia q estudia monedas).  De noche en cambio, el paseo por la ciudad era más bien una degustación a la vez que mirábamos curiosamente los distintos atractivos artísticos, así como los curiosos juegos de azahar.



Cuenca, ésta ciudad inca que recibió el nombre de Tomebamba, no sólo es un atractivo para los turistas, sino que también es un lugar reconocido para muchos jubilados y/o retirados que deciden mudarse a ésta cosmopolita ciudad. Tal vez por la tranquilidad y orden de sus calles, por los agradables paseos al lado del río, o porque a pesar de ser una gran ciudad, está bien rodeada de naturaleza.



Un ejemplo es el parque Natural Cajas, situado a menos de una hora de la ciudad. Se trata de un Parque lleno de senderos para todos los gustos que recorren los mas de cien Lagos que se van descubriendo entre sus montañas.

Nosotros optamos por la ruta de seis horas en la que no te desprendías de paisajes que cada vez se mostraban más espectaculares. Una imagen de suelo verde y cielo claro, pocos árboles y muchas plantitas características de la zona y del páramo. El agua corría por pequeños riachuelos y alguna cascadita para llenar todos esos lagos que te iban sorprendiendo a medida que ibas avanzando entre las lomas.



 








jueves, 7 de junio de 2018

SAN LORENZO, MACHALILLA Y MONTAÑITA: disfrutando Pacíficamente



Después de conocer la Sierra y el Oriente, no podíamos dejar de lado la Costa, así que decidimos cruzar todo el país para explorar este nuevo rincón. Hasta el momento han sido muchos los lugares que Ecuador nos ha mostrado sin dejarnos adónitos y esperábamos que la costa también lo hiciese.

➽ SAN LORENZO


El primer lugar que visitamos fue la playa de San Lorenzo, una inmensa alfombra de arena delimitada por una gran pared de roca negra que nos dejó subirnos a su su cima y contemplar la belleza del lugar. Aunque el paisaje fue una primera señal de que la costa tampoco pasaría desapercibida en este país, cabe narrar lo realmente especial de allí. No eran ni la arena, ni las rocas, ni las aves, ni el agua lo que destacaba. Fue, una vez más, la gente.

Sólo con pisar el lugar conocimos a Clever y Tumbaco, dos lugareños que nos ofrecieron la posibilidad de explorar el pueblo en su coche mientras nos iban explicando cada detalle de los cambios que ha ido experimentando esta pequeña villa costera en los últimos años. Con mucha ilusión nos contaron acerca de la evolución de San Lorenzo y los varios proyectos que están en marcha a día de hoy, mientras nosotros íbamos contemplando atentamente las partes que conformaban aquel pueblecito de pocas calles pero aparentemente llenas actividad.


La ruta terminó en la playa, y una vez más, el destino puso a un nuevo actor de nuestro viaje delante nuestro. Clever quiso presentarnos a su amigo, que justamente salió al patio en el momento en el que aparcamos el coche, enfrente del mar. Nunca nos hubiésemos imaginado que de aquellos tragos saldría tan bella amistad con Don Juan. Una persona de corazón solidario y hospitalario que nos ofreció pasar unos días con él. La situación en la que nos encontrábamos invitaba a ello y aceptamos su propuesta para encontrarnos de nuevo el día siguiente.



Desde el principio nos presentó con gran ilusión a gran parte de su entorno y los muchos proyectos con los que trabajaba, la mayoría con perspectiva para el desarrollo de la comunidad. Una parte de él que nos cautivó y que lo define como una persona de infinita generosidad y con consciencia social. En medio de mil y un proyectos, su temperamento tranquilo y su experiencia, eran capaces de dominar las complejidades y poco a poco desarrollar estos pasos hacia la mejora del lugar.

A medida de que nos íbamos conociendo, fuimos viendo una persona con mucho carisma en la comunidad debido a su gran nivel de implicación en ella, y algo que destacaba en esa bella persona también era su buen humor. Un carácter que nos permitió conectar al instante y disfrutar de cada una de las comidas que realizamos en su bonita casa. Todas ellas las terminamos hasta que nuestros cuerpos pedían descanso después de hablar sobre infinitos temas y entrar en el bucle de batallas de vídeos de Youtube durante horas.


Fueron tres los días que compartimos con Don Juan, pocos pero intensos. Nos rindieron lo suficiente como para conocerle a él y a su entorno (Monkey, Jerry & Cris, Lili, Jacinto y la inolvidable Princesa). Un conjunto que no olvidaremos con facilidad ya que nos recibieron con gran amistad. Durante esos días pudimos observar la costa desde otra perspectiva, recorrer la zona y contemplar su rico interior lleno de vegetación y grandes hectáreas de café y árboles frutales a pocos kilómetros del mar. Explorar los distintos pueblitos de la zona, su gente y sus playas... Pero sobretodo pudimos conocer una gran persona que, a pesar de nuestras diferencias evidentes en edad, procedencia, cultura y clase social, éstas no fueron en ningún momento una barrera, más bien todo lo contrario, pues conectamos de tal forma que pudimos hablar de todas ellas en confianza para aprender conjuntamente. 


Gracias Juan por brindarnos lo mejor de ti, cuidarnos y sacar tu tiempo para mostrarnos tu entorno y compartir largos y bonitos momentos que no olvidaremos. Esperamos poder recibirte con un pastel a la altura...¡pero la próxima vez en Barcelona!


➽ MACHALILLA


Después de quedarnos de nuevo con un extraño sabor a nostalgia, paramos nuestras mochilas en Machalilla. Un pueblo de puros pescadores que luchan día a día contra sus mayores competidoras, las aves que esperan su llegada a la playa para intentar pinzar algún que otro pescadito de la gran cantidad de cajas que sacan diariamente del mar.



En Machalilla contentamos nuestros paladares con abundantes ceviches, pero siempre después de ganarlo con largas caminadas. Los Frailes es un parque natural situado al lado del pueblo que ofrece un recorrido por sus distintas y encantadoras playas. Todas ellas, enmarcadas entre el horizonte y las rocas, desprendían una energía bella y salvaje de la zona.


playa Los Frailes
playa La Tortuguita

 MONTAÑITA



Continuando en la costa pero cambiando totalmente de ambiente, pasamos de la tranquilidad pueblerina a la pura esencia turística que atraen pueblos como Montañita. El lugar de los restaurantes, las artesanías, los comercios, la venta ambulante, el surf, la playa y sobretodo... la fiesta. El cocktail perfecto y de primera calidad para que el turismo pase por allí y llegue a quedarse un largo tiempo. Nosotros no disponíamos de él, pero en dos días pudimos vivir gran parte de lo que te ofrece este pequeño pueblo de gran actividad.







Recorrimos todas sus calles alumbradas por cantidad de sitios que continuamente ofrecían su anzuelo para entrar en su local, curioseamos las paradas de artesanías reprimidos de comprar, pero contemplando con asombro sus destrezas, conversamos con muchos de los vendedores ambulantes, cuyas historias de vida suelen ser interesantes, gozamos de su larga playa y...después de que nos conquistasen con que era una de las mejores discotecas de música electrónica del mundo, tratándose de la número 44,  y la mejor de Ecuador... no pudimos reprimirnos y ¡salimos de fiesta!


The Lost Beach es una de éstas discotecas que, aunque no te apasione la electrónica, merece la pena ir. Ya desde afuera nos mostró la cara más underground que rodea éste estilo de música. Toda ella es una obra artística de graffitis repartidos por los diferentes espacios de esta inmensa discoteca que, junto con una ambientación salvaje entre plantas trepadoras y sonidos tribales que salían de los potentes equipos de música, nos hicieron vivir una noche de diversión a base de techno y sobretodo ¡¡¡mucho baile!!!




Podemos decir que la expectativa con la que entrábamos a la costa ha estado a la altura. Ha sido una semana intensa en la que hemos podido vivir la familiaridad del lugar, contemplar unas de las playas más bellas de la zona en la provincia de Manabí y sentir el ambiente más turístico que ofrece la provincia de Santa Elena en Montañita. Nuestros días en Ecuador se acaban, y sentimos pena por ello, pero también alegría de poder estar conociendo estos rincones tan especiales con personas excepcionales.