lunes, 18 de junio de 2018

CUENCA: Corpus Christi y Parque Nacional Cajas


Después de unos días de tregua climática, saboreando el calorcito del sol de la costa y rompiendo un poco con el blanco lechoso que ya había agarrado nuestra piel, volvimos a guardar la ropa fresca en el fondo de la mochila, para dirijirnos de nuevo hacia la Sierra, pero ésta vez en la parte sur del país.

Ecuador tiene esto, que en tan solo unas horas puedes pasar del solecito y la sequedad de la playa (altitud zero) al clima húmedo de la Sierra por su vegetación frondosa a 2560m. Allí se encuentra Cuenca, una ciudad muy popular por su gran cantidad de atractivos culturales mayormente centrados en la arquitectura de sus incontables iglesias y Catedrales, como también en los distintos museos que ofrece la ciudad.






Y si ya es una ciudad popular de por sí, todavía fue mayor la experiencia al contar con la gran sorpresa que nos esperaba. Durante nuestra estancia en Cuenca, coincidimos con la fiesta del Corpus Cristi, motivo por el cual fuimos espectadores de fuegos artificiales, espectáculos de artistas de calle, ferias de comida repletas de vendedores de chuzos (pinchos de carne) y choclo (mazorca de maíz dulce) con queso y mayonesa de aguacate, jugos de frutas, fritadas y arroz relleno. Pero lo mejor eran las decenas de puestos de dulces caseros que cautivaban nuestra mirada desorbitada, intentando escoger cuál daría mejor placer al paladar. 




















Durante el día nos perdimos por la ciudad a conocer esas inmensas iglesias, el mirador y el museo Pumapungo donde repasamos el país desde una mirada antropológica pasando de nuevo por todas sus culturas. También vimos las primeras pinturas ecuatorianas con referencias Europeas, así como maquetas que explicaban la la evolución del país junto a distintas piezas arqueológicas, y  hasta un poco de numismática (ciencia q estudia monedas).  De noche en cambio, el paseo por la ciudad era más bien una degustación a la vez que mirábamos curiosamente los distintos atractivos artísticos, así como los curiosos juegos de azahar.



Cuenca, ésta ciudad inca que recibió el nombre de Tomebamba, no sólo es un atractivo para los turistas, sino que también es un lugar reconocido para muchos jubilados y/o retirados que deciden mudarse a ésta cosmopolita ciudad. Tal vez por la tranquilidad y orden de sus calles, por los agradables paseos al lado del río, o porque a pesar de ser una gran ciudad, está bien rodeada de naturaleza.



Un ejemplo es el parque Natural Cajas, situado a menos de una hora de la ciudad. Se trata de un Parque lleno de senderos para todos los gustos que recorren los mas de cien Lagos que se van descubriendo entre sus montañas.

Nosotros optamos por la ruta de seis horas en la que no te desprendías de paisajes que cada vez se mostraban más espectaculares. Una imagen de suelo verde y cielo claro, pocos árboles y muchas plantitas características de la zona y del páramo. El agua corría por pequeños riachuelos y alguna cascadita para llenar todos esos lagos que te iban sorprendiendo a medida que ibas avanzando entre las lomas.



 








No hay comentarios:

Publicar un comentario