martes, 19 de diciembre de 2017

DEJAMOS ATRÁS NICARAGUA


Con un suspiro de nostalgia nos despedimos de Nicaragua. Un país en el que hemos estado alrededor de un mes y que nos ha cautivado por su ambiente tranquilo y de fácil viaje. Habitualmente viajando de "mochileros" nos movemos por ambientes locales, a veces un tanto hostiles. En ellos, debemos estar continuamente batallando acuerdos de precios, pendientes de que no nos engañen, o directamente de que no nos roben, pero en el caso de Nicaragua ha sido distinto. Generalmente los "nicas" siempre se han mostrado educados, humildes y honestos. Hecho que transmite tranquilidad cuando te subes en un bus, haces autoestop o negocias el trato en algún hospedaje o comedor. En el buen recuerdo guardamos la experiencia con las personas que viven en este lindo país y que han sabido reconducir una historia de continuos conflictos hacia un actual momento, al menos aparentemente, de bonanza social y económica.



Y es que Nicaragua fue por su historia un país muy machacado por las guerras y los abusos de conquistadores y dictadores. Primero fue Pedro Arias Dávila, noble, político y militar castellano, quién llegó a ser Gobernador de Nicaragua en el 1528, provocando una grave despoblación debido a los salvajes métodos de explotación indígena. Además debido a su buena situación geográfica entre América del Norte y del Sur, Nicaragua fue continuamente atacada por distintas naciones a fin de apoderarse de ese rico puerto de esclavos.

El fin de la represión colonial (1822) y con ella, el nacimiento de la nación independiente de Nicaragua, vino acompañada de 21 guerras o conflictos armados, es decir, estamos hablando de una batalla cada nueve años aproximadamente. Les han gobernado 14 militares, 13 generales y un coronel, así como nueve comandantes en una junta de gobierno.

Las revoluciones más destacadas han sido las de Zelaya y después la de los Sandinistas, que finalmente en el año 1990 terminaron con la contrarrevolución y pusieron fin a este largo período de guerras y conflictos que duraron alrededor de 184 años. En todos ellos habido el mismo sufrimiento en el que se han violentado los derechos y libertades de pensamiento, prensa, expresión, reunión, movilización, y se han dado confiscaciones de propiedades, monopolios a favor de particulares para enriquecer a unos pocos, pena de muerte o ejecuciones ilegales, exilio, destierro, persecución política, persecución religiosa, manipulación de la educación y destrucción de la economía.

A pesar de ello, el pueblo de Nicaragua ha resistido toda ésta embestida de violencia hasta el punto que hoy en día nos deja ver la verdadera riqueza del país que ha estado oculta bajo la represión. Durante el tiempo que hemos estado en él, hemos visto un país en desarrollo en el que existe una fuerte presencia turística. Y no es de extrañar, ya que dispone de rincones naturales muy bellos y especiales en el que nos hemos relajado y disfrutado de sus encantos.

Actualmente en el país se percibe un gran orgullo hacia el movimiento Sandinista, en muchas casa, calles o farolas se expone la bandera roja y negra que los representa. Acorde a una concepción ideológica socialista-comunista, con fuerte presencia Marxista, y con una influencia muy grande de la teología de la liberación, trataron de introducir reformas en los aspectos socio económicos y políticos del Estado Nicaragüense, abordando además los problemas relativos a la sanidad y a la educación que el país sufría. Sin duda, algo que los ciudadanos esperaban desde hacía años, ya que los últimos 42 de dictadura  (1937-1979) con el General Somoza, una vez más, se habían aplastado los derechos básicos del pueblo. Es por ello que actualmente sigue latente el respeto por éste movimiento que, inspirado en las ideas de Augusto Sandino, luchó por la clase baja y el fin de su opresión.

triunfo del FSLN (año 1979)
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) fue el partido que representó el movimiento sandinista nacido el 1961 y que actualmente gobierna. Cabe comentar que, a pesar del setenta por ciento de abstención en las pasadas votaciones del 6 de noviembre y tener un presidente (Daniel Ortega) que repite por tercera vez mandato, en cuando su Constitución establece que ningún presidente puede ser reelegido, y además tener a su mujer de vicepresidenta y heredera constitucional, Nicaragua vive conforme a la situación ya que ha visto mejoras económicas y sociales después de mucho tiempo de retroceso y estancamiento. 

Para nosotros Nicaragua ha sido un destino que nos ha sorprendido por su situación de bienestar, bonanza y calma. Aunque también es cierto que nos ha faltado conocer la parte norte-este, quizás la más pobre del Estado y donde resaltan las carencias, no lo sabemos. Pero en general nos llevamos un recuerdo de las y los "nicas" como ciudadanos humildes, agradecidos con lo que tienen y con esperanzas de que el progreso continúe.

Junto con su historia y sociedad, nos llevamos un lindo recuerdo de sus numerosas y bellas playas del Pacífico, cerros, paisajes, volcanes, islas y ciudades coloniales. Todos juntos, han hecho que nos despidamos de éste tramo de nuestro éxodo con nostalgia y gratitud. 


OMETEPE: la isla volcánica


La mayor isla en el mundo con dos volcanes y rodeada de agua dulce, fue nuestro último destino de Nicaragua. Sorprendentemente Ometepe es una de éstas 365 islas que se formaron en la explosión volcánica del Mombacho hace ya millones de años.

Sus dos imponentes volcanes, el Concepción (1610m) y el Maderas (1394m) nos acompañaron durante cinco días en los que pudimos recorrer sus faldas y contemplar, ésta vez desde abajo, sus diferencias y las espesas nubes que habitualmente cubren ambas cimas. En ésta ocasión nos tuvimos que conformar en apreciar los volcanes de lejos sin poderlos subir, aunque tuvimos la oportunidad de adentrarnos hasta la mitad del Maderas para presenciar el atractivo natural de la Cascada San Ramón. Una caída de cincuenta metros de agua que se encuentra en medio del volcán y que, a parte de su indiscutible belleza, sirve para generar energía abasteciendo a la parte de la población que vive en la falda del volcán.


Ésta isla de 276 km2 también destaca por su ambiente hospitalario y agradable que puedes ir encontrando a medida que avanzas por los senderos que bordean la isla del Lago Nicaragua, también nombrado "mar de agua dulce". Y es de entender, ya que cuando uno observa su inmensidad y bravura, es fácil imaginar que estás en medio del mar. Nos sorprendimos por su oleaje, atípico en un lugar al que le sueles atribuir aguas calmadas. También por su clima cambiante, pasando de la máxima tranquilidad de un aparente día soleado, a la fuerza del viento huracanado y la frescura del agua que de repente empieza a caer, dejándonos desconcertados y marchándose tan rápido como llegó.

mono Congo
Ometepe, nombrada reserva de la biosfera, también nos cautivó por su gran biodiversidad expresada en numerosas aves, mamíferos, insectos, plantas y árboles. En nuestras extensas rutas a pié pudimos sentir tanto el bosque seco como el húmedo y observar con majestuosidad las raíces superficiales y pesadas de sus árboles. De ellos salían numerosos sonidos provenientes de los monos Congo o Cara Blanca y las Urracas. Un ave con un fuerte y estridente canto que captaba nuestra atención al sonido de "wrah!". 


Como ya de costumbre, hemos apostado por largas caminatas para explorar la naturaleza de la isla, recorriendo las faldas de los volcanes y llegando al "charco verde" visitando también su mágico mariposario. Senderos de interior y otros recorriendo el borde del lago nos han verificado una vez más que caminar es la mejor forma de encontrar la parte más salvaje y menos contaminada por la presencia humana.



falda volcán Concepción

En los alrededores de los caminos nos acompañaba la presencia de vacas y caballos, y por delante nuestro veíamos gran cantidad de reptiles y anfibios que se escondían hacia los bordes del camino adentrándose en el espeso bosque al ritmo que avanzaban nuestros pasos. Lo mismo pasaba por vía aérea con las aves y los esquiroles alejándose de nuestra presencia y perdiéndose en las alturas. Todos juntos hacían que el paseo fuese como un juego trepidante al intentar avanzar silenciosamente para poder captar la imagen y observar detenidamente la riqueza de la isla y sus peculiaridades.







domingo, 17 de diciembre de 2017

SAN JUAN DEL SUR: vida salvaje


Durante el viaje nos pasan por delante grandes ofertas atractivas que nos toca rechazar si queremos que nuestro viaje dure lo previsto. En el caso de San Juan del Sur, un pueblo en la costa del Pacífico, su mayor atracción es recorrer en moto las playas de su alrededor, pero ello supone desembolsar un dinero que puede servir para otras cosas. Así pues, decidimos utilizar una vez más el medio de transporte más económico y que sinceramente, te permite llegar mucho más allá, fijarte en lo detalles del entorno y vivir el recorrido de una manera más profunda. 

Preparamos nuestra "lonchera" con un salteado de pollo con verduras y salimos a recorrer una pequeña parte de la costa. Muy a menudo, cuando salimos de casa decimos ¿qué nos deparará el día de hoy? No sabemos exactamente hacia donde vamos, qué es lo que veremos ni lo que encontraremos. Simplemente nos dejamos llevar por el lugar y las ganas de explorar. Lo bueno de improvisar y dejar espacio a la sorpresa es que te puedes llevar momentos más intensos y emocionantes. Y no poner demasiada expectativa en lo que vas a encontrar siempre minimizará una posible frustración o desencanto, además, muchas veces es más enriquecedor el propio camino que el final de él. 

Ésto es lo que nos pasó en San Juan del Sur, un lugar que nos brindó un paseo de costas vírgenes, con playas muy singulares y distintivas las unas de las otras, distribuidas todas ellas en pequeños golfos que te obligaban a avanzar más si querías ver la playa vecina. Poco a poco nos dimos cuenta que acercarse a la punta del golfo y superarlo significaba ver y sentir un nueva regalo del mar y la tierra.


Sus distinciones eran evidentes, pues podías encontrar playas de golfos perfectos, de piedrecitas de colores y redondeadas, otras más rectas, bien rocosas y de difícil acceso para cruzarlas. También te sorprendían pequeñas caletas dentro de una cueva donde se amontonaban todos los troncos que la fuerza del Pacífico ha ido escupiendo, y playas de arena blanca que van ganando espacio a medida que el agua va retrocediendo con la bajada de la marea. Pero todas ellas estaban compuestas por un silencio humano que dejaba espacio a la naturaleza para enamorar nuestros oídos. El sonido del viento, las olas y los arboles acomodaban nuestras emociones en un estado salvaje y puro.










No sabemos el motivo por el cual muchos de los que venimos de una vida tan ordenada, estructurada y rutinaria, llena de códigos normativos y del "todo preparado" nos atrae tanto la idea de sentirnos lo más animales posibles, como si retrocediéramos miles de años, para caminar sin seguir caminos marcados, alejados de la multitud y timando como guía nuestra parte más instintiva y sensorial, improvisando el día, descubrir lugares por nosotros mismos y llegando a ellos con nuestros propios pies. Parar dónde nos apetezca y cuando nos apetezca, agarrar un coco de la palma y comerlo, bañarnos desnudos sin ser vistos, caminar por la orilla recogiendo conchas y hacer collares con ellas, o recoger cañas secas, hacer fuego y calentar tu comida. 



A veces, no por ir a ver algún lugar de los que se considera imprescindible, del que todo el mundo habla, puedes llegar a sentir emociones difíciles de olvidar. Normalmente porque ya esperas lo que vas a ver y en consecuencia vivir, de aquí que no se deja espacio a la sorpresa, quien se encarga de intensificarlo todo. Al final, lugares poco conocidos con nadie a tu alrededor pueden convertirse en una experiencia más profunda que acabarás recordando con nostalgia.

Quizás éste día aparentemente tan simple es lo que precisamente le da el propio sentido de la experiencia, vivir sencillamente, "sin azucares añadidos", sin dependencias. Quizás lo más parecido a aquel concepto que a veces subestimamos...la libertad. 



jueves, 14 de diciembre de 2017

GRANADA: ciudad y alrededores


A pesar de que no era mucha la distancia desde la Laguna de Apoyo, nuestro camino a Granada fue muy cómodo e interesante, pues Maricel y Sandra nos ofrecieron dos sitios en su coche, a parte de su agradable compañía. En el camino pudimos conocer sus vivencias de la guerra, divertidas anécdotas de su vida y cuatro recomendaciones de dos "nicas" veteranas que querían hacernos sentir en su país, como en casa.


Granada: una ciudad con encanto

Granada es una ciudad importante en el país, fundada el 1524 por Francisco Hernández de Córdoba, lo que la convierte en una de las ciudades coloniales más antiguas en tierras continentales. Es fácil entender el concepto "colonial" que la define cuando ves en una ciudad verde que despuntan tres iglesias, dos catedrales y un convento. Sus casas centenarias combinan las grandes puertas de madera con fachadas pintadas de colores, puertas y ventanas verjadas que desnudan el interior de las casas con mobiliario antiguo, y suelos de mosaico con azulejos estampados. Un estilo que nos ha recordado a otras ciudades coloniales como Cienfuegos, en Cuba.




Una ciudad de calles peatonales con un núcleo abastecido por la diversidad de galerías de arte, bares, restaurantes y tiendas de todo tipo para satisfacer al turismo que se concentra durante todo el año. Pero también te permite sumergirte en la vida más nica perdiéndote por su mercado y comiendo un plato de Vaho (comida típica nicaraguense de ternera, plátano maduro, yuca, tomate y repollo) o probando el típico Bigorón de Granada a base de chicharrón, yuca, tomate y repollo.


Además tuvimos la oportunidad de coincidir con una de las celebraciones más alabadas del país. El 7 de diciembre es el día de la Concepción de María, y en las ciudades como Granada se puede contemplar la procesión de la virgen hasta el parque central, acompañada por una banda musical, bailes típicos, fuegos artificiales y "bombas" (nuestros petardos) a todas horas y durante varios días.

"¿Qué causa tanta alegría?"
"¡La Concepción de María!"



Los alrededores de la ciudad completan la riqueza de la ciudad con preciosos lugares naturales ya que Granada como departamento ofrece interesantes lugares dignos de visitar.


Mombacho: el volcán que respira después de su muerte


A sólo 10 kilómetros de la ciudad, destaca el volcán Mombacho rompiendo con la inmensa llanura de la zona. Es cierto que la subida no tiene nada de especial más allá de una pista de asfalto aburrida y empinada, que hasta en algún momento te hace replantear si merece la pena llegar al final, pero cuando llegas a la cima rápido das con la respuesta.


A pesar de que su última erupción fue hace casi quinientos años, el Mombacho sigue enviando señales de vida en forma de humaredas cálidas y con un fuerte olor a azufre, muy parecido al de las aguas termales de nuestro pueblo. Una acción sorprendente que te invita a dudar sobre su inactividad actual.



Por otro lado, sus cuatro cráteres ofrecen senderos para recorrerlos y es allí donde sientes la maravilla del lugar: un ambiente  te acompaña todo el recorrido mientras observas gran variedad de flora y fauna hasta llegar al mirador dónde contemplar todo lo que queda a sus pies.

 














"¿Valió la pena?" ¡Absurda pregunta! 

Si bien no hablamos de más de 1345m, las vistas que se pueden ver desde la cima son realmente increíbles: A la izquierda se nos presenta la Laguna de Apoyo que tanto hemos contemplado durante cuatro días, después la verde ciudad de Granada realmente rodeada de naturaleza y, en frente de ella, el infinito y majestuoso "Lago Cocibolca" o "Lago Nicaragua". En un rinconcito de él, bien cerca de la ciudad de Granada, se puede distinguir otra de las maravillas naturales del país...



La salpicada más bella: Las Isletas

Se trata del resultado de una antigua erupción del Mombacho que dio lugar a éstas 365 islas, algunas pertenecientes a los lugareños que habitan en ellas y que viven humildemente de la pesca. Otras hacen referencia al polo opuesto, islas privadas donde los más ricos del país, y también extranjeros, viven en grandes mansiones, algunas hasta con heliopuerto. Lo que sí comparten ambas formas de vida es la naturaleza que les rodea por la gran riqueza de agua dulce que invita a todo tipo de aves, peces, incluso monos a vivir en ella.


 



miércoles, 13 de diciembre de 2017

LAGUNA DE APOYO


El cráter que forma la laguna de Apoyo nació hace aproximadamente 23.000 años, después de una explosión que dejó un hoyo de 6 quilómetros de diámetro. Desde Catarina, un pueblito situado en la parte superior, pudimos contemplar su grandeza y su forma circular rodeada de un tupido bosque con un color azul oscuro en el medio parecido al de un océano más que al de un lago. Con nuestras mochilas en las espaldas nos aventuramos en hacer la bajada hacia la orilla. Un recorrido trepidante por un boscaje plagado de sonidos de animales que venían de sus centenarios árboles. Confiados de que íbamos por el camino correcto avanzábamos por aquel mágico sendero en el que nuestros sentidos intentaban captar continuamente cualquier sonido, olor o imagen. Durante unas dos horas estuvimos aguantando el equilibrio con nuestras pesadas mochilas por aquel camino bien inclinado y lleno de rocas medio sueltas, muchas de ellas resbaladizas debido a la gran humedad que existe en el anillo del cráter.




Poco a poco, por medio de las brechas que el denso bosque tenía, podíamos prever lo que nos esperaría abajo. Un lugar en el que contemplar las preciosas vistas de un cráter lleno de agua limpia y fresca al tiempo que te tomas una rica cerveza "Victoria" y te relajas leyendo, escribiendo, pintando o simplemente contemplando esta linda fotografía. Ésto es lo que hicimos durante estos cortos cuatro días, disfrutar de esta preciosidad y empaparnos de sus energías calmadas y relajadas mientras hacíamos aquello que nos gusta.






martes, 5 de diciembre de 2017

TISEY: Explorando las montañas nicas


Del pasto verde a la blanca leche

Es cierto que somos grandes amantes de la playa y que podríamos habernos quedado instalados en las Peñitas algún tiempo más, pero lo cierto es que  hechábamos de menos un poco de verde, así que viendo cerca una zona montañosa de la que algo bueno nos parecía haber escuchado, decidimos dirigirnos hacia el área de Estelí, aunque sin saber exactamente qué íbamos a encontrar.


Casi por casualidad aparecimos en una pequeña comunidad dentro del parque natural Tisey, un lugar montañoso aunque lleno de senderos que unen cada uno de sus mágicos rincones. La Garnacha es un pueblecito de no más de cien casas que nos ofreció un contacto directo con la vida rural de la zona, basada en una filosofía de ecologismo y reciclaje, sacando provecho de sus primeras materias y ofreciendo productos de primera como hortalizas, hierbas aromáticas, café y leche. Y también contando con técnicas caseras que pudimos aprender para procesar dichos productos y elaborar de la leche cuajada, yogur y queso fresco, y de las hierbas infusiones, aceites o cremas naturales.




Sonrisa al despertar

Ya percibimos la magia del lugar en nuestro primer amanecer. No fue la falta de sueño, la alarma del teléfono ni el canto de los gallos lo que nos despertó, pero sobre las seis de la mañana un sonido hizo que nos levantáramos de la cama. Parecía que alguien picaba a la puerta de nuestra cabaña, ¿quizás era Adriana para avisarnos de que el café estaba preparado? pensamos por un momento,  ¡demasiado temprano! Intentamos ignorar el sonido pero éste insistía de una forma irregular y cada vez más melódica como si de un juego se tratara. La curiosidad iba ganando a la pereza y al incorporarnos pudimos deducir que el sonido provenía de la ventana, acompañado de alguna discreta sombra también difícil de descifrar. Al acercarnos no pudimos contener la sonrisa cuando vimos a esos dos pajaritos gorditos y bien azules jugueteando con el sonido que producían sus picos al impactar contra la ventana. 


La intrigante hazaña de cumplir un sueño

Alberto Gutiérrez es un hombre de avanzada edad, alto y delgado, con poco pelo en la cabeza aunque bien blanco y unido a su frondosa barba, también blanca, aunque manchada en la parte del bigote por el café y los cigarrillos que le acompañan a cada rato. Vive en una humilde casita en los pies del Cerro Tisey, junto con su hermana mayor María Isabel, tan habladora como inquieta y curiosa. 

A pesar de su aparente simpleza por su forma de vivir y relacionarse, no conocimos a ésta pareja por casualidad, de hecho, fue el destino de nuestra excursión del día, después de recorrer unos cuantos kilómetros hasta encontrarles. En realidad Alberto no tiene nada de hombre corriente, aunque su vida empezó bien normal. Él nació en una casa todavía más humilde, dice, en una familia de pocos recursos y ninguna tierra propia para trabajar. Por ese motivo Alberto dedicó su vida trabajando duro las tierras de otros, y distrayéndose con algún que otro vicio de vez en cuando. Una vida muy normal en Nicaragua, donde la agricultura y la ganadería son el motor del país. No obstante, su rumbo cambió en el año 1977 cuando decidió hacer realidad el sueño que tubo cuando sólo era un niño. 

A sus nueve años Alberto soñó, literalmente hablando, con lo que ha sido su nueva vida desde que eligió convertir esa fantasía de su subconsciente de niño, con una realidad más allá de una profesión, pues su trabajo se ha convertido en un gran atractivo turístico a medida que se ha ido conociendo su talento. Sí, así es, un campesino cualquiera con una vida cualquiera decidió a sus treinta y tres años y después de haber intentado ganarse la vida en otros lados, dejar la tierra y el ganado para trabajar otra materia de la naturaleza, desarrollando un arte que permanecía oculto por no haberlo puesto en juego hasta entonces. 

Alberto encontró otro fin para sus enormes manos, esculpiendo las paredes de piedra que rodean el sendero de su casa y que da lugar a varios miradores donde se pueden contemplar sus obras en frente de la inmensa naturaleza del parque Tisey. Las esculturas que se ven grabadas tienen un estilo inca-maya y son representaciones de animales, pues es su manera de manifestar su extinción, explica. También se pueden ver siluetas humanas y otros símbolos bélicos, como un helicóptero que recuerda los bombardeos de la guerra en la que prefirió no involucrarse para dedicarse a lo que realmente le llenaba. 


Cuando empezó jamás se imaginaba lo lejos que llegarían sus obras, esculpidas en la misma montaña y creando un largo y fantasioso camino que han visitado hasta 60.938 personas sólo des del año 2004, cuando empezó a registrarlas llenando ya hasta 20 libretas sólo poniendo sus nombres y nacionalidades.

La historia de Alberto es el cuento de un niño que cumplió su sueño, un ejemplo de que el "querer es poder", de que "nunca hay que perder la ilusión por aquello que deseamos" y de que "nunca es tarde para conseguir nuestros retos".