domingo, 2 de septiembre de 2018

ADIÓS BOLIVIA


Al dibujar nuestra ruta antes de partir, teníamos claro que visitaríamos algunos destinos, o por lo menos algunos que nos gustaría visitar. Bolivia era un gran interrogante pues quedaba ya muy lejos de nuestra querida Cuba, y el tiempo y el dinero de lo que suponía todo el recorrido entremedio, no podía garantizar que conociéramos este otro gran país.

Conocíamos poco más aparte de que había una interesante historia minera de por medio, un curioso salar y grandes picos que han satisfecho los retos de más de uno de nuestros amigos y familiares. Por suerte, hemos podido descubrir por nosotros mismos lo que esconde éste país situado en el puro corazón de Sudamérica.




Para ello, empezamos recorriendo la zona norte a través de la selva. Sabíamos que era el país con mayor porcentaje de territorio en la cuenca amazónica, pero no servía de nada saberlo sin vivirlo. Por suerte conocimos a Valdemar, el encargado de hacernos vivir una de nuestras mejores experiencias del viaje. En este tramo pudimos comprobar un escenario con gran diversidad biológica expresado en rica flora y variada fauna. Allí entendimos el por que ocupa el número siete entre los países del mundo con mayor diversidad de aves y el once en variedad de mamíferos. Después de cuatro días recorriendo aquellos bosques, salimos con un amor inmenso por la selva pero, también con una cierta preocupación por lo que puede llegar a ocurrir si se continúan con determinados proyectos que amenazan a esta maravilla.

Por desgracia, cuando hay riqueza en un lugar aparecen los mayores depredadores, los seres humanos. La tala, el comercio de especies, la construcción desordenada y la minería informal son los grandes peligros para nuestro indefenso planeta que depende absolutamente de nuestra ética y moral. De allí, nos fuimos con varias cuestiones incrustadas en nuestra mente y que deseamos por encima de todo que el pueblo indígena sea capaz de resolver con la fuerza que siempre ha mostrado desde que son pueblo.


Después de conocer la zona Norte nos fuimos a la parte central. Antes de ello pasamos por la Paz, la segunda capital del país después de Sucre. En ella recordamos un poco el ajetreo de la polis, los ambientes hostiles y la riqueza cultural de la ciudad. También pudimos comprobar, a través del famoso teleférico, las "obras de Evo Morales", el polémico presidente que esta repitiendo candidatura pasando por encima de las leyes de la constitución. Nuestro breve paso por Bolivia no nos da derecho a opinar objetivamente sobre tal presidente, pero si nos da derecho a expresar las diferentes opiniones que fuimos recibiendo del país y reflexionar sobre lo vivido y visto. Para ello, aún nos quedaban días por delante y zonas totalmente diferentes de las que aprender.


Los siguientes días los destinamos a recorrer el Parque Nacional ToroToro, una región tipicamente montañosa con profundos cañones, valles y caídas de agua. El motivo que nos trajo allí, a parte de los buenos comentarios, fue conocer los vestigios de la historia, la arqueología y la cultura que nos acompaña desde los siglos de los siglos. Allí descubrimos una gran fortuna expresada en huellas de dinosaurio y cuevas milenarias habitadas por nuestros antepasados. Sin duda, dicho territorio nos abrió una puerta 3D a nuestro pasado. Pudimos ver, a través de nuestra imaginación, una gran película en donde lo más salvaje de nuestro planeta convivía en medio de un escenario hostil donde solo sobrevivía el más fuerte o el más inteligente, un lugar donde no había sitio para los más débiles.

De allí nos fuimos rumbo a Potosí, lugar intermedio con Uyuni (nuestro último destino) pero no por ello menos importante. Realmente, fue de los lugares que recordaremos toda nuestra vida por la intensa experiencia y profundo aprendizaje. Siempre tendremos presente el momento en el que terminamos el recorrido de las minas, ya en el bus, y nos miramos sin hablar pensando sobre lo que rodea el trabajo de los mineros. Esfuerzo, coraje, sacrificio y salud eran las palabras que salían de nuestras retinas y que se entendían sin expresarse por nuestra boca. Entrar allí y conocer la vida de los trabajadores del Cerro Rico nos produjo un sentimiento abismal de respeto y admiración hacia un oficio del que todos dependemos, pero que en nuestra opinión, no esta suficientemente valorado.



Finalmente, ya solo nos quedaba exprimir nuestro tiempo en el país por el Salar de Uyuni. Queríamos despedirnos con el mejor de los jugos que nos podía ofrecer Bolivia a nivel de naturaleza. Y si bien es cierto que la selva nos encantó, Uyuni no fue menos. Su peculiar y único edén no deja perplejo a cualquiera de que es una de las maravillas de nuestro planeta. Durante dos días estuvimos recorriendo esta carretera infinita al horizonte y comestible a cada paso. Nos percatamos de sus peculiaridades y gozamos de sus oportunidades a la hora de hacer las típicas fotografías de locura visual.

Fueron veinticinco los días que le destinamos a Bolivia, pocos pero suficientes para hacernos la idea de su riqueza y también su situación socio política. Vimos un país no acorde a la fortuna natural que dispone, seguramente fruto de la expropiación histórica que ha sufrido pero también por la gestión a mano de sus gobernantes y el estado crónico de revoluciones y guerras que sufrió durante el proceso posterior a su independencia. Si bien cierto es, que la democracia en el país no llegó hasta el 1980, ésta se caracterizó por una crisis económica profunda, originada por la caída de los precios internacionales del estaño, los ajustes internos destinados a pagar la inmensa deuda externa contraída en los gobiernos militares y la hiperinflación. Además, la difícil situación económica permitió el auge del narcotráfico por la producción ilegal de cocaína que tiene como principal destino los Estados Unidos. En todo el conjunto histórico del país, encontramos la respuesta este interrogante que nos hace preguntar el cómo es posible que un país tan rico en recursos naturales no disponga de una infraestructura acorde a ellos.

En medio de esta inestabilidad política y crisis económica que llegó hasta principios del siglo XXI, aparece el protagonista actual, Evo Morales. Su mandato se caracteriza por la puesta en marcha de políticas nacionalistas e indigenistas alineadas a las políticas de Hugo Chavez (Venezuela) y Fidel Castro (Cuba). Durante nuestro recorrido por el país pudimos percibir las discrepancias entre los ciudadanos. Por un lado, es cierto que Evo ayudó a estabilizar la economía del país con la industrialización, la nacionalización de las empresas, la defensa de la diversidad indígena, la mejora del nivel educativo y la revolución alimentaria. Por otro lado, hay que considerar la gran violación de los derechos indígenas con la concesión de la explotación de los recursos minerales, la falsa nacionalización de los hidrocarburos, una gran deuda con China para solucionar la crisis y finalmente, un alarmante crecimiento del narcotráfico que se traduce en inseguridad ciudadana. Entonces la pregunta que se nos biene es, hasta que punto se merece Evo continuar un mandato pasando por encima de las leyes? Es ético juzgar un político solo por las cosas buenas que ha hecho? Hay que aceptar a tal político solo por que en su día trató de hacer lo que todo político debería de hacer?

De Bolivia también nos llevamos en nuestra piel el profundo conflicto que arrastran alrededor del Pacífico. Ya desde que entramos, en muchas tertulias con los ciudadanos siempre salía de la boca dicho conflicto. Al perder su extensión de costa marítima conocida como Departamento del Litoral tras la Guerra del Pacífico, Bolivia ha mantenido históricamente como política de estado la reclamación territorial a Chile de una salida soberana al océano Pacífico. Evo, siempre ha sido la cabeza política que ha defendido lo que los bolivianos reclaman desde siempre, por ello, seguramente tantos ciudadanos lo defienden. El tema aun está por resolver, pero vivimos la esperanza que tienen en recuperar una parte de su historia que seguramente discrepa de motivos con los Chilenos.

Nos despedimos de Bolivia con ilusión de que algún día llegue a ser lo que se merece, de que prospere y crezca como país. Nos ha aportado muchas experiencias y nos llevamos de él grandes amistades. Si bien es cierto, que en general no hemos casado a la perfección con su introvertido y peculiar carácter, hemos conocido otras bellas personas que siempre estarán en nuestro corazón. Hasta siempre querida Bolivia!!

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