domingo, 27 de mayo de 2018

PROVINCIA DEL COTOPAXI: la gran familia de la Sierra


Una vez dejamos atrás la provincia de Pinchincha nos dirigimos a explorar una de las provincias de la Sierra más visitada debido a sus grandes atractivos. Cotopaxi es uno de los motores administrativos y económicos del centro de Ecuador, siendo Latacunga la capital en donde nos ubicamos para empezar a conocer una pequeña parte de este rico territorio. 


Nuestro objetivo inicial fue coronar el volcán Rumuñahui, ya que desde su cumbre se podía contemplar la grandeza del volcán Cotopaxi, uno de los volcanes más representativos de los Andes. Pero una vez más el tiempo nos condicionó poder ni tan siquiera empezar la ruta, así que, decidimos cambiar planes e intentar llegar hasta el refugio del Cotopaxi.



Realmente fue una alternativa un tanto amarga al principio pero que poco a poco fue endulzándose al permitirnos contemplar esa inmensa cordillera que hace de Ecuador un lugar maravilloso. El frío, la nieve, el viento y la niebla no impidió que pudiésemos llegar a este refugio ubicado a 4800 metros. Aunque no pudimos contemplar la fuerza del Cotopaxi sí la pudimos sentir y realmente impresiona incluso sin poderlo ver con toda su inmensidad. Por suerte, en el regreso el clima nos dejo observarlo durante y pequeño tiempo, lo suficiente para poder juzgar su grandeza y fuera.



Pero el objetivo de visitar esa provincia no solo era experimentar la sensación al subir uno de los tantos volcanes que tiene Ecuador. El motivo de dirigirnos hacia Cotopaxi también era conocer de cerca la comunidad de Cuturiví Grande, un pequeño lugar ubicado cerca del páramo de Pujili y en donde sus habitantes pertenecen a la cultura Kichwa. Allí residia una pequeña y humilde familia con quien conviviríamos durante tres días. Si por algo se caracteriza Ecuador es por conservar esas culturas pre incas que enriquezen aún más su país. Por fortuna, tuvimos la oportunidad de poder vivir de primera mano sus costumbres y tradiciones. Su temperamento tranquilo y reservado nos recordó a la comunidad maya de Guatemala. Gente dedicada a la agricultura y la ganadería, con grandes conocimientos sobre su tierra, destacando por su generosidad y hospitalidad.



Durante estos días Lucía y Roberto nos quisieron enseñar todo lo que pudieron sobre su tierra, siempre con una noble sonrisa compartimos inolvidables momentos dando de comer a sus peludas ovejas y ese curioso animal llamado llama, una mezcla parecida entre camello y oveja. Así mismo dimos de comer al cuy, un animal que para nosotros es de compañía pero en cambio, para ellos, es un animal bien sabroso y saludable. Cabe decir que Lucía nos ofreció la posibilidad de probarlo, así que aceptamos con curiosidad probar este roedor que sus ancestros utilizaban para diagnosticar enfermedades y eliminar las malas energías adquiridas. También dejamos tiempo para recolectar el acompañamiento de nuestro almuerzo, unas ricas y sabrosas habas que en esta  época están en la mayoría de comidas. No solo fue trabajo de campo lo que compartimos, sino que también tuvimos tiempo para conocer el páramo que hay sobre Cuturiví, una explanada inmensa en la que cuidan los toros bravos de la comunidad desde hace muchos años y que venden en las famosas corridas del país.

  




Desde la comunidad, a dos horas de camino, teníamos el gran lago Quilotoa. Una caldera de 3 kilómetros de ancho y 250 de profundidad que se formó por la erupción de este volcán y que ofrece debido a los minerales de su agua diferentes tonalidades de verde. Lo bonito de este día no solo fue contemplar esta maravilla natural, sino compartir todo el trayecto con Walter, un transportista que nos ofreció acompañarle y recorrer todo el páramo mientras nos explicaba las curiosidades del lugar. Gracias por todo Walter! Y sobretodo, gracias por esta rica fritada!!!





Por otro lado, no podemos dejar de hablar en esta entrada de Eugenia, Ricardo y Pepe. Unos amigos que Roberto nos presentó el primer día que llegamos en Pujili y con los que también hicímos una gran amistad. Con ellos compartimos largas charlas acompañadas de rico queso, pan y el licor de manzana artesano que Ricardo preparaba para las ocasiones especiales. Y que decir, aquellas dos tardes que compartimos lo fueron!!! En la mesa no solo hicimos aquello de "arreglar el mundo" sino que también tuvimos la suerte es escuchar sobre la historia del país, desde los siglos de los siglos hasta la actualidad, y sobre mil y una anecdotas que Ricardo guardaba en su memoria.




En el fondo, de la provincia de la Sierra nos llevamos algo más que paisajes espectaculares, es más, ellos durante estos días han pasado en un segundo plano. En el recuerdo más profundo guardamos a estas dos familias que nos han acompañado durante estos cortos pero intensos días. Nos sentimos afortunados por conocer a grandes personas de las aprendimos historia y valores y por todo ello sentimos nostalgia al despedirnos e ilusión de podernos volver a verles.



1 comentario:

  1. hola Chicos bendiciones en este 2019 me llena de emoción leer una y otra vez su blogs.
    Mis padres le envían muchos saludos y los mejores deseos para toda su familia, Esperamos verlos pronto abrazos y muchos cariños.

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