sábado, 5 de mayo de 2018

SALENTO: un imprescindible del país


Finalmente llega el último destino colombiano sobre el que reflexionar e inspirarse para narrar aquellas palabras que más lo puedan describir en base a nuestra vivencia.

Salento, el pueblo más antiguo del departamento de Quindío, es conocido por sus alrededores. Punto neurálgico de los deportes de montaña, ofrece largos recorridos entre sus distinguidos valles. Y decimos distinguidos, porque por un lado encuentras una pequeña parte del eje cafetero, en la que puedes contemplar una ruta alrededor de las fincas que hacen del país, el tercer productor mundial de ese oscuro grano que nos acompaña en la mayoría de comidas. Por otro, te ofrece el Valle del Cocora, un peculiar paisaje donde se encuentra el árbol nacional de Colombia, la palma de cera. Y finalmente, te brinda la oportunidad de recorrer los diferentes valles que forman los Andes Colombianos.




--- Eje Cafetero ---


La intención del primer día fue visitar la finca del Ocaso, un lugar de producción de café en el que queríamos profundizar un poco sobre el tema. A pesar que la producción de ese grano nos está acompañando en todo el viaje, aún no habíamos entrado en cuestión. Y Colombia, siendo el tercer exportador por detrás de Vietnam y Brasil, se merecía ser escuchada.


Pero éste día no solo destacó por los aprendizajes recibidos, sino también por la ruta alrededor de una pequeña parte del eje cafetero que nos mostró la magnitud de su rica tierra de cafetales y pasto que hacen de este valle una preciosidad para nuestros ojos. Tan es así que, iniciando con la idea de hacer un pequeño recorrido, acabamos haciendo una ruta de 8 horas atravesando las fincas privadas y conociendo una pequeña pero bella parte de la zona que rodeaba Salento.




--- Valle del Cocora ---


El siguiente paso que nos propusimos dar fue conocer el valle del que todo el mundo hablaba. El primer día que nos dirigíamos hacia Salento, nuestros ojos ya captaron un pequeño destello de lo que se avecinaba. Pero no fue hasta que nos acercamos en la falda de su valle cuando nuestros ojos brillaron por completo al ver aquel contraste de verdes claros y oscuros junto con aquella hermandad de palmeras y demás flora que junto el verde pasto capturaban una fotografía única. Recorrimos durante 6 horas gran parte de los caminos que te permitían contemplar las panorámicas del lugar y sobretodo aquella peculiar palmera de hasta 60 metros que caracteriza Cocora. Finalmente la ruta terminó recorriendo la parte baja del valle que nos permitió ver la grandeza de sus montañas a través de un camino lleno de energías positivas que impregnaban nuestro cuerpo de calma y paz.






--- Cordillera central de los Andes Colombianos ---



Finalmente, decidimos despedirnos de Colombia recorriendo durante dos días una pellizca de los Andes. Y para ello, la meta era llegar a la falda del Tolima, un volcán situado en el Parque Natural Los Nevados. El recorrido, de unos 38 kilómetros, nos brindó la oportunidad de adentrarnos en los diferentes tipos de bosques que fornan esa gran cordillera de magnitud inmensurable.


El primer día, pusimos a prueba nuestros cuerpos en una subida continua de 8 horas en la que tuvimos que demostrar no solo buen físico sino también buen equilibrio a la hora de sobrepasar las trampas de barro que te ponía aquel suelo de bosque húmedo. Pero el premio de aquel esfuerzo llegó sin duda a partir de los 3500 metros, en los que empezamos a sentir el distinguido aire helado y puro de la alta montaña junto un paisaje inusual y extraño que podrías atribuir como inhóspito.

Finalmente llegó el momento esperado desde que empezamos los primeros pasos de la ruta, la meta de aquel reto que nos propusimos conseguir, el regalo visual y sensorial del lugar. A 3750 metros pudimos contemplar el pico nevado del Tolima junto un inmenso valle y una perspectiva espectacular de esta pequeña parte de los Andes. En medio de esta vista estaba la finca Primavera, lugar en el que nos hospedaríamos para agarrar fuerzas y continuar el día siguiente hacia Salento.  Sin duda, un retorno que continuó mostrándonos esa maravilla llamada Mundo que a menudo maltratamos sin ser conscientes de su gran contenido natural y puro que merece contemplar y sentir.






Realmente, después de pasear por Cocora, parte del eje cafetero y los Andes colombianos, entendimos el por qué estos lugares están en boca de todos, y es que en todo el recorrido que llevamos hasta ahora en ningún momento hemos visto algo parecido. Salento nos ha ofrecido una despedida de aquellas que sacian las expectativas de cualquier lugar. Podemos decir que recibimos más de lo esperado, hecho que nos hace sentir que nos despedimos de Colombia con buen sabor, pero también con melancolía en tanto que tardaremos muchos años en regresar a esta linda tierra.



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