jueves, 31 de agosto de 2017

NOS DESPEDIMOS DE MÉXICO!

Des del primer momento de nuestra llegada, México ya nos mostró su rostro más humano. Gente amable, cordial y educada que te trata como un igual, hecho que te hace sentir como en casa. De no ser así no habríamos estado hasta en seis casas haciendo couhsurfing no sólo para dormir sino para compartir grandes momentos con ésta gente. Personas humildes que no necesitan de un contacto físico para trasmitirte ésta humanidad de temperamento tranquilo y relajado. Ésta forma de ser nos acompañó a lo largo de nuestro trayecto por los Estados de Quintana Roo, Yucatán, Campeche, Chiapas y Oaxaca. Cinco lugares dentro de un mismo país pero que muestran grandes diferencias entre si.

Empezamos por Quintana Roo, la parte más turística y que mueve gran parte de la riqueza del país. En ella se concentran unas de las mejores playas del mar Caribe y que es inevitable describir como parajes inefables. Sin duda, lugares con un encanto especial que han sido explotados por las burbujas turísticas hasta el más pequeño rincón. Podríamos describir Quintana Roo como un Estado compuesto por grandes paraísos naturales a la mano de lobbies que se benefician de ellos. 

Pero ésto no evitó que nos adentrásemos a conocer la mayor parte de espacios cedidos por la madre naturaleza y quedarnos sorprendidos de éstos regalos que por suerte aún perduran gracias al esfuerzo que muchos mejicanos ponen en cuidarlos y protegerlos del mismo ser humano. 

Desde Cancún a Tulum pudimos encontrar playas azul turquesa y arena blanca, arrecifes de corales imposibles de recorrer en un día, y animales inusuales de ver en las costas del Mediterráneo. En todo éste recorrido pudimos conocer las peculiaridades que convierten la costa de Quintana Roo en un lugar único de ver y sentir. Aunque no sólo en la costa se concentra la magia de dicho territorio, sino que, su increíble esencia natural se encuentra también en los cenotes. Unas maravillas naturales que nos permitieron llegar a unas sensaciones muy singulares difíciles de olvidar. De cada uno de ellos nos despedimos sabiendo que nunca volveríamos a ver otro igual. Finalmente, tampoco podemos ignorar Bacalar y su laguna cuya agua se confunde con la del mar Caribe por sus variados colores siempre brillando bajo los rayos del sol. 

El siguiente estado a visitar fué Yucatán, un lugar donde los cenotes y las ciudades coloniales también hacen de él un paraje muy atractivo en el que parar. En éste caso, Valladolid fue nuestro punto de partida para conocer Cobá y la más conocida ciudad arqueológica Chichén Itzá. Dos lugares que nos fascinaron tanto por la conservación de tal belleza arquitectónica, cómo por la historia que se puede leer detrás de cada ruina. Éstos lugares fueron los que nos despertaron la real curiosidad por conocer más acera de la cultura Maya, un pueblo con una base histórica maravillosamente digna de explorar y que te conduce a indagar más para intentar desvelar los misterios que se esconden detrás de tanto saber en contraposición a una época tan lejana.

En el estado de Campeche quedamos deslumbrados por la elegancia y pulcritud en la que estaban diseñadas las calles y plazas del centro de su capital, la ciudad amurallada. Pero también conocimos la parte más pueblerina llegando a la localidad de Calkiní, lugar en el que llegamos por motivo de la boda de Fernando y Diana y donde no sólo pasamos un día maravilloso, sino que tuvimos la oportunidad de adentrarnos en lo más profundo de la cultura Yukateca, en especial su orgásmica comida y su espléndida gente.

Chiapas fué la siguiente parada, primero Palenque nos presentó el nuevo Estado asombrándonos con sus colosales y despejadas ruinas en medio de la selva y las fascinantes cascadas de Agua-Azul. Después fue la llegada a San Cristóbal dónde encontramos un sitio para parar a observar una ciudad de movimiento en todos sus sentidos. Tuxtla, su capital que lucha por conservar la esencia chiapaneca que les ha robado su crecimiento masivo y el Cañón del Sumidero, donde no sólo nos impresionaron las paredes de hasta un quilómetro de altura, sino también las cascadas que presenta el lugar y la posibilidad de ver monos y cocodrilos en sus orillas. Y por último los Lagos de Montebello donde hemos podido cerrar el viaje con el máximo contacto con la naturaleza pasando tres días en la lluviosa y tranquila villa de Tziscao. 

Pero si algo hemos aprendido en Chiapas a parte de disfrutar de su belleza natural, es acerca de la pésima situación en que se encuentra el pueblo Maya a día de hoy. Si bien en nuestra llegada al país se nos presentó como un impulso histórico y de gran representación cultural, ahora hemos podido ver como el país se aprovecha de éste concepto a modo de conquista turística presentándolo casi como una marca. Por otro lado es el punto de mira donde no sólo se discrimina a su gente, sino que se les aparta y discrimina concentrando en las comunidades indígenas la mayor pobreza de un país que a su vez se enriquece a su costa.

Nuestro paso por Oaxaca, en cambio, no se puede comparar como rival de los demás estados del Sur-Este. Quizás por ser el Estado más pobre del país, o quizás por llegar en un momento inadecuado, pero la veloz parada en Zipolite, y a pesar de sus increíbles olas surferas del Pacífico, no dejó más en nosotros que las ganas de regresar de nuevo a Chiapas.

En resumen, México es el claro ejemplo de un lugar en el que no puedes pasar de puntillas, pues a pesar de nuestro propósito de "paso" por el país, éste nos ha secuestrado hasta un mes y medio. Y es que en cada lugar en el que parábamos había un abanico de lugares por visitar, gente con quién te gustaría pasar más tiempo y exquisitas comidas por descubrir y que iban cambiando a medida que te trasladabas de región. Lugares en los que siempre sentíamos que podríamos quedarnos más tiempo si no fuera por las ganas de conocer más y más. 

Realmente México dispone de espacios naturales capaces de dejarte la mente en blanco y conducirte hacia un nirvana donde la relajación y la tranquilad predominan en todo tu cuerpo. Y a pesar de la evidente incoherencia de ser un país realmente rico, en contradicción a los efectos de pobreza que reinan en grandes zonas del país, su movimiento social y político visibiliza cada vez más tal vulnerabilidad de derechos con la esperanza de que algún día la oligarquía y corrupción que gobiernan el país desaparezcan.

Y ahora sí podemos despedirnos de México con la esperanza de regresar algún día y volver a ver cada uno de éstos mágicos lugares, pero sobretodo de conocer también toda la parte del norte que de bien seguro tiene mucho que ofrecer. 



Ver la puesta de sol en el lago Tziscao después de una suave lluvia el último día en el país, es tal vez la mejor manera para cerrar un capítulo más de éste viaje y pasar a la siguiente página en blanco para dar lugar al comienzo de la siguiente.

1 comentario:

  1. Un país immens amb moltes coses per descobrir!! Moltes gràcies per crear aquest blog, ens inspira per al nostre!!

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